Cuando se gasta lo que no se ingresa, el fin está cercano.
Al igual que en la economía doméstica, la administración debe regular el ritmo de gasto ateniéndose a los recursos con los que cuenta.
Pero ¿qué sucede en nuestro país? Los términos se invierten al respecto. Se gasta a base de endeudamientos astronómicos que nos llevan a la ruina. Todo es cuestión de inteligencia y de administración.
Antes, cuando se organizaba algún acto social o vecinal por ejemplo, el trabajo de los implicados y promovedores era primordial y, en definitiva, el alma del acto. Con la gestión que desde nuestro ayuntamiento, hasta ahora comunista-socialista, se ha hecho debido a la existencia en otros períodos de arcas saneadas hemos llegado al punto de asumir los costes de instalaciones de infraestructuras portátiles de gran coste económico para satisfacer los votos comprados a distintos colectivos. Lo que empezara como un asunto coyuntural ha llegado a convertirse con el devenir de los años en un derecho adquirido (en apariencia).
Cuando en convivencia se montaban espectáculos, peroles, verbenas, etc... nuestra existencia se enriquecía y se aprendía a trabajar sólo para lograr un bienestar interior. Así en nuestra ciudad proliferaban actos como las cruces de mayo, las verbenas, los patios, las ferias de tratantes, etc. que eran un punto de encuentro en cada uno de los barrios en los que se celebraban. Con el cambio de dinámica sólo se ha conseguido romper ese espíritu de trabajo agradecido por la autorrealización personal a título gratuito.
Dado el período intenso de crisis que estamos atravesando la necesidad de la verdadera colaboración ciudadana vuelve a ser necesaria. La administración municipal ya no puede asumir los costes de la multitud de eventos sociales que a nivel particular se planean desde los colectivos de distinta ubicación de la ciudad. Esto nos lleva al punto de partida, el que nunca se debió quedar atrás, para volver a ``arremangarnos´´ en un día de labor intensa y una noche de intenso trabajo obteniendo a cambio tan sólo un perol y unas cervezas que nos saben a gloria, acompañadas de unas risas en complicidad.
En este gobierno que ahora comienza, va a hacer falta mucha sensatez, mucho orden, mucha capacidad de trabajo de nuestros gobernantes que habrán de seguir pendientes de la atención cuidada y sensible al ciudadano que se acerca a ellos con distintas problemáticas.
En sus manos queda tomar medidas, incluso las impopulares, para sacar a esta ciudad del caos económico en el que está sumida.h
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